En el mes de noviembre de 1971 la Fundición Tipográfica Neufville presentó en el Certamen que anualmente organizaba el FAD el alfabeto «Vellvé» diseñado por el grafista Tomás Vellvé Mengual. La presentación se materializó en una familia completa de tipos móviles en el cuerpo 24 y obtuvo un Premio Laus como uno de los tres mejores trabajos gráficos del año.

«Vellvé», el primer «palo seco» ibérico como lo presentaba Neufville, se trataba de una creación original totalmente realizada en España, desde el diseño hasta el grabado de matrices. Como se podía leer en el folleto de presentación de esta tipografía, «a la aparición de los primeros cuerpos fundidos del “Vellvé” precedieron tres años de preparación. Primero una etapa de cuidadosos y profundos estudios de las formas del carácter por parte de su diseñador lo que le confirió ritmo a unas combinaciones congruentes de curvas y de rectas». En este mismo texto se podía saber que el alfabeto se sometió a una encuesta a nivel internacional de la que resultaron opiniones muy favorables y algunas sugerencias en cuanto al grosor de los rasgos y la justificación de las letras.

En el mismo folleto de promoción de la tipografía Pere Creus escribió: «Partiendo de unos módulos virtualmente cuadrados o rectangulares, en los que normalmente se inscriben los caracteres –y que ya los griegos adoptaron en lo que llamamos mayúsculas– se han estructurado todas las letras, pero liberándolas del frío hieratismo que muchas veces comporta esta sujeción. Esto se consigue al suavizar –mediante una sutil y evanescente terminación– la aspereza visual de las curvaturas truncadas y trazos angulares en ciertas letras».

Aunque la pretensión de la «Vellvé» fue conseguir un tipo que resultara igualmente adecuado para titulares y para cuerpos de texto, la realidad es que funcionaba mucho mejor para cuerpos mayores, buscando paralelamente, y logrando, no solo resolver una cuestión puramente utilitaria –la composición de textos– sino también proporcionar disfrute estético en la contemplación de una tipografía realmente bella y armoniosa.

Pere Creus añadía: «La psicología y motivación del nuevo tipo “Vellvé” intensifica y hace más entrañable –la incomparable “meditación a solas” frente a la página impresa, que constituye la lectura– como ha expresado el novelista cubano Alejo Carpentier».