En el año 2000 tuvo lugar en el Palacio de Revillagigedo en el Principado de Asturias, una exposición homenaje a cinco diseñadores gráficos catalanes pioneros de la profesión e iniciadores del movimiento ADGFAD –Domènech, Huguet, Pedragosa, Pla-Narbona y Vellvé–, cuyo catálogo estaba firmado por Elías+Santamarina.
Elías y Santamarina iniciaron en 1972 una trayectoria conjunta y constituyeron durante varias décadas un ejemplo destacado de trabajo en colaboración. Esta fórmula se ha dado en más de una ocasión a lo largo de la historia del diseño como es el caso de Sonia Sánchez y Paco Lacasta, Sandra Figuerola y Marisa Gallén, Saura y Torrente (Ediciones de L’Eixample) o Pablo Martín y Fernando Gutiérrez (Gráfica) en España o Walter Bernard y Milton Glaser en Nueva York por solo citar algunos nombres.
El crítico de arte Francisco Crabiffose Cuesta escribió en “Pioneros del Diseño Gráfico en España” acerca de esta pareja de diseñadores asturianos que “… es en la otra orilla, la que algunos aún consideran impura o contaminada por el mercado y la mecánica, donde su papel resulta trascendental en esa progresión de nuestro diseño que se augura indefinida, pues puede afirmarse que con ellos se inaugura un antes y un después al que nacemos con otras miradas”.
Efectivamente, recorriendo la colección de logomarcas que constituyen este post diseñadas por Santamarina entre 1964 y 1975, se comprueba como el trabajo de este grafista pudo contribuir al nacimiento de “otra mirada” y a consolidar el sentimiento de necesidad por una comunicación con intención de excelencia, que el empresariado asturiano en particular y la sociedad del Principado en general ha conquistado en las últimas décadas.
José Santamarina trabaja en la actualidad con sus hijos Miguel y Carmen bajo el nombre genérico de Santamarina Diseñadores.
1 comentario
ALBERT CULLERÉ
22/02/2016
La geometría es el amigo del alma del diseñador gráfico, su compañero más fiel. Esa predisposición y necesidad, al grafista le encanta, está en su salsa. Conseguir la precisión, la síntesis y el meollo visual, es como conseguir un ideal. Porque partiendo de los mínimos elementos se logra el enunciado de Gracián de que “lo bueno si breve dos veces bueno”. Estos signos gráficos que dan razón de ser de la existencia física de una marca, son breves porque sin esa minúscula grandeza no serían visibles ni reconocibles. Una mosca puede tener más presencia que un elefante, y además vuela mejor.
En las marcas gráficas de Santamarina podemos encontrar la huella del arte concreto, op, y cinético, de toda la abstarcción geométrica, y si hace falta con algún guiño al pop. Un sendero que recorremos todos los que nos dedicamos y en el que vamos econtrando viejos amigos vueltos a frecuentar. Saludamos a Mondrian que se encuentra charlando con Albers mientras le damos la mano a Bill, que a su vez le da una palmada a Iturralde que estaba tomando café con Vasarely. En esta larga trayectoria profesional, Santamarina nos demuestra, además, que la geometía permite desplegar mucha imaginación y encima entablar amistad con otros entes gráficos como son las letras y las palabras.
Es por todo ello, que las buenas marcas gráficas se mantienen tan bien en el tiempo.