Uno de los atractivos de mantener un blog de las características de “Pioneros Gráficos” es la aparición de un material gráfico de gran interés y sobre el que yo no tenía el menor conocimiento.

Gracias a la estupenda ayuda de Mario Crespo López, al que le agradezco sinceramente la documentación gráfica que se recoge en este post, he tenido la suerte de entrar en contacto con el trabajo de Ramón Calderón (Santander, 1932-2004) un grafista vinculado profesionalmente a su ciudad natal y para la cual realizó la mayoría de sus diseños.

Ramón Calderón fue un artista de múltiples registros ya que como el mismo escribió: “en el mundo de la creatividad no existen los límites convencionales. Un hombre que limita sus horizontes estéticos no es un creativo…”. De hecho Calderón realizó trabajos como pintor, escultor, ilustrador, dibujante humorístico, fotógrafo y diseñador gráfico.

Con una fuerte influencia británica consecuencia de su estancia en Londres a partir de 1954,  donde realizó trabajos de decoración para algunos locales (Thoerlo Club, New Torch Theatre y Miranda’s Club) y colaboraciones con la revista London Mystery Magazine.

En España, y a partir de la segunda mitad de los años cincuenta y la década de los sesenta, publicó un total de 243 viñetas para “La Codorniz” y trabajó como creativo de la empresa de electrodomésticos “Corcho”.

Uno de los trabajos más difundidos de Ramón Calderón es el logotipo que ha identificado desde el año 1952 al Festival Internacional de Santander para el que además diseñó carteles, folletos y programas de mano e incluso figurines y decorados.

Entre 1953 y 1980 también desplegó su talento en el campo de las felicitaciones navideñas –tanto personales como para diversos empresas santanderinas– donde sobresalió empleando técnicas diferentes que iban desde el dibujo al collage o la combinación entre dibujo y fotografía. En algunos de estos trabajos se detecta una cierta influencia de las “plaquetas” de Ricard Giralt Miracle (ver post anterior).

Como Mario Crespo López escribió en el texto de la publicación “Un santanderino de Londres”, Ramón Calderón continuará sorprendiendo al espectador “con su mundo hermosamente luminoso y caduco”.