Las habilidades y méritos de Roc Riera Rojas eran tan variados y brillantes que resulta una paradoja que sea uno de los pioneros del diseño gráfico español más olvidado, a pesar de que varias generaciones estuvieron familiarizadas visualmente con su obra.

Grafista, ilustrador y también pintor, o igualmente pintor además de ilustrador y grafista -o más bien ilustrador, grafista y pintor- expresaba de manera innata una gran versatilidad, pero inconfundible y fiel a sí misma, erre que erre. La ilustración (que por fin parece que de nuevo sale de las catacumbas para elevarse a las más altas cimas de la “baja” cultura) era la principal herramienta de Riera Rojas a la que nunca renunció, pero utilizada con mirada de grafista, siempre con una idea detrás que la sostenía, concisa, elegante, imaginativa y siempre seductora, adoptando cada vez el estilo a la función que cumplía y también a los gustos plásticos del momento.

Riera Rojas tuvo aparentemente muchos estilos, pero con el común denominador de una misma visión. Es decir, tenía un único estilo con muchos vestidos. Publicidad, editorial, ilustración, cómic, galerías de arte…, ningún campo le era ajeno. De haber nacido en Connecticut, pongamos por caso, hace tiempo hubiera recibido todos los honores que un artista diseñador como él se merece.

En estos dibujos realizados la mayoría sobre papel de periódico -apuntes  sueltos y rápidos- está el destilado de su obra: con la misma sofisticada destreza plasma la expresión gráfica más realista o la más esquemática, asimilando incluso las vanguardias plásticas más cercanas a la ilustración.

Aunque sólo fuera por simple economía de medios, esta querencia por el soporte tipográfico de periódico también pone en evidencia la orientación de su obra regida por el uso aplicado, por el diseño gráfico: imagen y texto. Esbozos que retratan al ilustrador rodeado de palabras en trance de pintar una pieza revelan la autoconciencia de su profesión en el acto de plasmar visualmente una idea y el carácter pictórico de su estilo ramificado.

Apuntes del natural o pre-bocetos que tienen entidad por sí mismos y que el fondo de textura escrita enriquece. A diferencia de los cubistas, que incluían pedazos de “verité” e ironía mediante el collage de un fragmento de prensa diaria en numerosos bodegones, él siguió el método dadaísta de utilizar un soporte humilde lleno de información real que el cambio de contexto niega, desactiva o hace que se lo lleve el viento; pero nada más lejos de su intención, en su caso mera coquetería gráfica, y nada más alejado de su trabajo que no pretendía rebelarse ante ninguna tradición ni vanguardia artística, sino adoptarlas y adaptarlas para hacerlas útiles y de su tiempo, capaz de darles contenido visual de manera interesante y con calidad maestra a un sinfín de encargos, desde carteles comerciales hasta libros infantiles, desde calendarios hasta portadas de revistas, desde novelas románticas y de aventuras hasta las grandes obras de la literatura española y universal. Tal vez su obra más representativa sea esta última, las portadas de libros para diversas editoriales como las que hizo para Molino entre los años 50 y 60 -especialmente las de Salgari- las de misterio para editorial Noguer de principios de los 70, y las diseñadas para Planeta desde los 50 hasta mediados de los años 70.

Riera Rojas fue un ilustrador lírico y polifacético, un ilustrador de lujo.

 Por Albert Culleré