En 1964 se celebraron en España los 25 años desde la finalización de la Guerra Civil. Como compensación a las facilidades de utilización del patio central del edificio donde se alojaba la Jefatura Central de Tráfico como taller improvisado para la realización de una serie de vallas por parte de los componentes del Grupo 13, éstos fueron “invitados” a participar en el concurso para crear la imagen de la conmemoración. Resultó ganador el pionero gráfico Julián Santamaría (ver post anterior), con un cartel resuelto a partir del dibujo de las letras de la palabra PAZ, sobre un fondo de cinco colores planos, y que tuvo sus correspondientes versiones en castellano, catalán, euskera y gallego.
La comunicación de este importante acontecimiento para el régimen se desplegó en múltiples soportes, desde carteles informativos con datos sobre los logros del gobierno hasta una serie filatélica que cubría diferentes temas –deporte, agricultura, repoblación forestal, investigaciones científicas…–.
Veinte años antes, el Ministerio de Hacienda había fijado mediante la creación de la Oficina Filatélica del Estado, el plan iconográfico en la elaboración de sellos que concretaba las normas “inspiradas en un sentido nacional y al margen del caprichoso impresionismo”, aunque contemplaba “la flexibilidad suficiente para servir imperativos de oportunidad no previsibles”. Se sobrentiende que un magno acontecimiento dentro de esas oportunidades, previsibles o no, fue la conmemoración de los 25 años de paz.
El profesor Guillermo Navarro Oltra en su libro “Autorretratos del Estado. El sello postal del franquismo” (PUbliCan Ediciones), escribe sobre la serie emitida en 1964: “trece de los catorce valores emitidos cuentan con ilustraciones realizadas con un estilo sintético y colorista propio del diseño gráfico de la década en la que se emitieron”. Algunas de las imágenes recogidas en estos sellos son de un gran interés, como es el caso de la dedicada al Plan Nacional de la Vivienda basada en la fotografía titulada “Poblado de Colonización Vegaviana, Cáceres” sobre un proyecto del arquitecto José Luis Fernández del Amo.
10 comentarios
mercedes
04/07/2014
Me encantan estos posts y aun más con la iconografia recogida que los acompañan.Gracias por el resumen histórico de un diseño y su diseñador, de lo que se “cocia” por aquellos momentos.
Albert Culleré
07/07/2014
El presente caso de los 25 años de PAZ franquista, marcó un hito en la comunicación gráfica en España, y a partir de las imágenes que se muestran, plantea dos reflexiones diferentes e igualmente interesantes.
En primer lugar, resultó un atrevimiento inesperado dar ganadora la propuesta de cartel de Santamaría, por novedosa, insólita y atrevida. A la vista del recuerdo de los otros proyectos presentados, parecía más lógica -por una mayor asimilación al gusto estético oficial imperante- la presentada por el gran ilustrador Alfredo que quedó en segundo lugar: una vista desde la distancia de un prototipo de pueblo español con el campanario sobresaliendo en medio de un paisaje medio plano y montañoso; y abarcándolo todo desde lo alto, un enorme sol, una mancha solar pictórica roja y amarilla en expansión, a la manera de algunas pinturas de Feito.
El proyecto ganador de Santamaría fue un acierto absoluto por el desconcierto que provocaba. Una tipografía inusual, excéntrica pero perfectamente legible, a la manera de los títulos de crédito de TVE en aquellos años, tipografía a mano alzada. Y unos colores inesperados, extravagantes en sus tonos y combinación, al modo de una vidriera policromada. Esta fórmula inusual, fue precisamente lo que hizo que destacara de cualquier otra imagen y mensaje, y se constituyera en el icono de la efemérides. Un icono y un cartel, todo en uno. Curiosamente, la palabra-icono, no muestra un entusiasimo propagandístico excesivo o al uso de otros festejos, es parco e introspectivo, se limita a constatar un hecho con cierta reticencia severa, y excluye cualquier exaltación patria y sus colores emblemáticos, más bien es una imagen de auto-afirmación que mira al futuro segura de que la vía pacífica sigue, sin ninguna fervor entrometido. Ya digo, resaltaba allí donde estuviera, un alarde de estrategia visual.
La otra reflexión paralela y diferente lo suscitan los sellos conmemorativos, esos sí predecibles aunque delicadamente diseñados, pero tan diferentes en su concepción al icono que identificaba el acontecimiento. Son alegorías de cada sector económico, cultural y científico del país, donde su mayor interés estriba en la pulcritud gráfica de las idea expresadas mediante la suma de figuras y emblemas, unas verdaderas miniaturas de gran difusión entonces. Algunas de las ilustraciones denotan la época o incluso modos y estilos anteriores que pervivían, y otras que podrían haber sido diseñadas hoy mismo.
Javier García del Olmo
21/07/2014
Estoy de acuerdo con Culleré en que el cartel de Santamaría tuvo un impacto inesperado, aunque tenía referentes. Ya, hacia 1953, Giralt-Miracle hizo con su acrónimo rgm (en minúsculas) estirando la ge y compartimentando los espacios con diferentes colores, a la manera de componer un vitral, algo similar; por cierto, se lo han plagiado un poco las perfumerías Gala de Andorra, actualmente se puede comprobar.
Esa campaña de los 25 años, con sus magníficos carteles (al margen del ideario político) vino a constatar que en España había “diseño” desde siempre, a pesar del maniqueo (aunque estupendo) monográfico [13/14] de Experimenta donde parecía que los otros 25 años reflejados en la revista suponían una frontera entre la ilustración y el grafismo o diseño a secas.
El mismo Culleré, cuando dice “tipografía a mano alzada” en lugar de rotulación (ahora algunos dicen lettering) padece los efectos de esa colonización del lenguaje, bien sea en su variante idiomática o de significación. Parece que fuera preciso crear un nuevo status para algunas palabras, es el caso de TIPOGRAFÍA, cómo han pervertido su inicial significado. No digamos TIPÓGRAFO (sólo se aplicaba al que componía de las cajas del chibalete) y, ahora, hasta algún escritor se atreve a firmar como tal en sus devaneos como simple diagramador o maquetista. Si seguimos así vamos a ir de trapillo en lugar de pasarela, lo digo de corazón, no todo vale. Deberíamos expresarnos con mas exactitud, al menos en lo profesional.
Los comentarios de Albert Culleré los sigo con devoción, alguna desavenencia tendría que haber y la manifiesto con todo mi respeto. Cordialmente.
Albert Culleré
30/07/2014
Muchas gracias Javier por su respuesta a mi comentario. Tiene usted toda la razón, sin fijarme bien utilicé un oxímoron. Hubiera sido apropiado decir “tipo de letra a mano alzada”, en el sentido de tipología o modo, o incluso mejor logotipo, en su correcta acepción de palabra diseñada, pues esa es la función que ejerció el cartel, servir de base a la identidad de toda la campaña, la identidad esquemática de una celebración.
La similitud con la “g” de la sigla “rmg” de Ricard Giralt Miracle es evidente, es cierto, pero la repercusión muy distinta; la de Santamaría tuvo una difusión nacional, y la de Giralt Miracle circunscrita a un ámbito muy pequeño, aunque después se divulgó entre el medio profesional y como símbolo gráfico de su obra, como por ejemplo la portada del catálogo de la exposición que le dedicó el IVAM en 1996.
No estoy tan de acuerdo con la denominación de rótulo, pues a menudo describe tanto al contenido como al continente.
Las desavenencias de criterio siempre lo enriquecen, si es con la cordialidad como usted, y espero que yo, lo manifestemos. Un saludo
J4M
08/07/2014
Gracias por el artículo, genial, como siempre.
Lo comparto en FaceBook.
Luis Arias
15/07/2014
¡Por fin alguien se acuerda de la revolución estética que supusieron los XXV años de Paz! Todo un fenómeno que necesita de un estudio pausado y alejado de clichés simplistas. Enhorabuena
Man
06/11/2014
Excelente artículo y comentarios. Y en efecto, Luis Arias… ya era hora!!
Los peores mitos de la dictadura de Franco y de la Transición | Dashground
17/11/2015
[…] Uno de los eslóganes de los ’25 años de Paz’ fue “Paz, la palabra de Franco”. Cada loco con su tema. Imagen vía. […]
José
20/02/2017
Todo lo antedicho m parece magnífico, pero muy triste que no se mencione al pintor y diseñador de los sellos, el insigne pintor aragonés y carterista Guillermo Pérez Baylo., “Guillermo”.
A cada cual lo suyo y el mérito de esta preciosa colección es totalmente suyo
EMILIO GIL
17/03/2017
Gracias José por la precisión y el dato. Es una pena que se haya introducido la errata “carterista” por cartelista pero creo que todos entenderán lo que intentabas aportar. Un saludo cordial