Contrariamente a lo que es costumbre en este blog, centrado en grafistas españoles, se presentan en esta entrega trabajos de Félix Beltrán, diseñador nacido en Cuba aunque desde 1980 residente en México, donde ha venido desarrollando una importante carrera ligada a diversas instituciones universitarias como la Universidad Autónoma Metropolitana en la que es también conservador de su Archivo Gráfico Internacional. La relación de Félix Beltrán con el diseño español siempre ha sido estrecha, como se pudo confirmar en el encuentro mantenido en 2016 con Pepe Cruz Novillo, con ocasión de la exposición Supersignos en Casa de América de Madrid.

La serie de logos que aparecen en este post explicitan la reflexión del diseñador: «Siempre ha habido una síntesis en mi obra. No complicar, no querer decir mucho, decir lo principal, enfatizar». Esta afirmación y la de Paul Rand: «El hecho de que alguno de los mejores símbolos sean imágenes simplificadas, lo único que hace es confirmar la efectividad de la simplicidad en sí y no de una “imagen simplificada”. Esencialmente, lo que define a un símbolo no es su apariencia sino lo que expresa», coinciden en una forma de entender la comunicación visual alejada de recursos gratuitos, fáciles o efectistas; en contar mucho con solo lo indispensable está uno de los mayores retos del diseñador. Detrás de muchos de estos símbolos cabe adivinar la cuadrícula o lo que es lo mismo, la proporción, la relación exacta de tamaños, los ejes que alinean y organizan algo que, como Paul Rand concluía, está detrás de lo que se ha venido en llamar el Grafismo o Estilo Suizo: composición asimétrica, elección de tipos sans serif y la eliminación de todo lo superfluo.

En alguna ocasión Félix Beltrán ha tenido la humildad de declarar como diseñadores irremplazables para él nombres como Bob Gill, Paul Rand, Josef Müller-Brockmann o Saul Bass. Tuve la fortuna de conocer personalmente a Félix Beltrán con ocasión de un Concurso para la elección del símbolo representativo de las Cumbres Iberoamericanas, en el que compartía jurado con otro gran nombre del diseño americano, Rubén Fontana. Ambos son para mi diseñadores “irremplazables”, auténticos maestros de los que he aprendido no solo de su excelente trabajo sino también de su calidad humana.

Este post es la primera entrega de una colección que se completará con otra selección de símbolos realizados por el diseñador entre los años 1970 y 1975.