Pionero es un término polisémico. Se puede ser pionero en una época, en un campo inexplorado, en un estilo concreto, en una actitud o en un país.

Albert Culleré –un seguidor de lujo de este blog– lo es en varios aspectos. Como escribe Joan Costa en el texto que viene a continuación, los campos en los que ha trabajado Albert son variados y, en todos ellos, ha hecho aportaciones importantes al panorama visual español e internacional.

El periodo histórico en el que se centra “Pioneros Gráficos” ha supuesto que un gran número de los trabajos más conocidos de Albert Culleré –como por ejemplo los rebranding de Telefónica y Agencia Efe– no se hayan podido recoger en esta colección de imágenes, y solo aparezcan los de sus inicios profesionales. Recomiendo al que los quiera repasar entrar en la web de la empresa con la que ha estado vinculado tantos años www.grupociac.com donde se recogen algunos de ellos, entre los de otros diseñadores a los que ha dirigido –un trabajo hecho siempre en equipo– para sorprenderse, otra vez, de cómo un solo diseñador ha podido contribuir a la construcción de un paisaje visual y a la educación gráfica de gran parte de la sociedad española.

Emilio Gil

 

Conocí a Albert Culleré cuando era un joven estudiante de diseño gráfico. Vino a mi estudio con una carpeta repleta de trabajos artesanos de la Escuela Massana, ejercicios de plástica, manchas, líneas, colores… que poca cosa decían del oficio de designer. Lo que me llamó la atención no fueron esas muestras de su aprendizaje. Fue la persona, la actitud de Albert. “Tú serás diseñador”. Se incorporó a mi equipo, y allí sobre la marcha se formó profesionalmente.

Sin embargo, el gran salto lo dio Albert por su cuenta. Fue cuando superó el concepto habitual de diseño gráfico anclado en los procedimientos, las técnicas y la estética. Y descubrió la Comunicación, que sería su fuente de expresión en la transmisión de información y conocimiento, y de experiencias sensoriales y emocionales.

Para Albert, no hay diferencias entre diseñar un proyecto señalético, crear el nombre de una marca, un programa de identidad corporativa, una ilustración, un dibujo o un cartel, una caricatura o un story para TV, dar un curso de diseño en la Universidad, diseñar una identidad televisiva en motion graphics, un lettering, una línea de packaging, elaborar el texto de una conferencia, crear una familia tipográfica, un plan de branding, un interface design, una serie de esquemas didácticos, un espacio de acciones, un soporte arquitectónico o volumétrico, un proyecto ambiental o multimedia, o un sistema complejo. Todo procede de una sensibilidad y una visión primordial que concibe cualquier proyecto no como una “cosa”, sino como un fenómeno de comunicación, un hecho social.

Veo en esta propiedad que podemos llamar “matricial”, la generadora de creatividad multiforme y constante. Creo que esta metáfora matricial es la definición más exacta de la personalidad de Albert Culleré.

Por Joan Costa