En febrero de 1987, U&lc, la revista sobre tipografía publicada por la International Typeface Corporation, dedicó un extenso artículo al trabajo del pionero gráfico español Josep Pla-Narbona. La colección de imágenes se iniciaba con el siguiente texto firmado por Marion Muller:
«Hay ciertos puristas culturales entre nosotros que mantienen firmemente la idea de que el arte debe ser solamente visto y no oído. Sin explicaciones, ni discursos filosóficos, sin referencias a la historia, sin etiquetas. Únicamente presentado ante nuestros ojos dejando que el trabajo viva o muera por sí mismo.
Y todo esto tan bueno y conveniente para el arte que si es abstracto no podremos ponderar en él más que el atractivo o la novedad del color, las formas, la línea, la textura y todos sus encantos estéticos. Pero cuando uno se enfrenta cara a cara con el trabajo de un artista como José (Josep) Pla Narbona algo importante se pierde si uno se atiene a estas limitaciones. Contemplar el trabajo de Pla-Narbona sin el complemento de cotillear en su trayectoria vital podría convertirse en una experiencia similar a ver una película sin oir los diálogos. Su arte está contagiado por su vida».
Seguía a estas palabras una breve biografía de Pla-Narbona comenzando por sus años de formación y continuaba con un análisis de sus técnicas y temas –la descomunal Madre-Tierra, sus criaturas grotescas, físicamente deformes y enmascaradas; las figuras y paisajes antropomórficas, las enclaustradas en una habitación– para concluir con la siguiente reflexión:
«Cualquiera que sean las conclusiones sobre las fuentes de Pla-Narbona quedamos impresionados y confusos por su privado y atormentado mundo. Su arte es de un gran nivel aunque no fácil en su factura ni cómodo de encajar. Pero cuanto más lo contemplamos más convencidos estamos de que sus demonios no nos son extraños en absoluto. Los hemos visto antes. En cuentos infantiles, en leyendas, en mitos e incluso en nuestros propios sueños no censurados. Es la relación familiar que nos identifica con sus agonías lo que eleva la pintura de Pla-Narbona más allá de los territorios personales y lo eleva al terreno de las Bellas Artes».
1 comentario
Albert Culleré
07/12/2020
Nunca he encontrado inquietantes los extraordinarios dibujos y pinturas de Pla Narbona. Aunque nos propone un mundo paralelo, los seres que pueblan sus sueños me parecen de una bonhomía evidente a pesar de sus máscaras, sabemos que no nos pueden hacer daño. Posiblemente contribuye a ello el hecho que sus habitantes acostumbran a mostrarse muy bien alimentados, y que los personajes de la Commedia dell’Arte están de visita con su imaginería y atuendos. O tal vez sí que debamos inquietarnos, en un juego más de apariencias y realidades aunque solo sean de la imaginación