Graphis, la Revista Internacional de Arte Gráfico y Artes Aplicadas es, probablemente, la mejor revista de Diseño Gráfico que haya existido en la historia de nuestra profesión. Tal vez solo la actual “Eye Magazine” está a la altura de aquella publicación mítica. Con un trabajo de edición a cargo de Walter Herder presentaba cada dos meses, en tres idiomas –inglés, alemán y francés–, una selección de trabajos y artistas del mundo gráfico de un altísimo nivel. De alguna manera –y reconocido por la mayoría de los diseñadores en activo durante los años de su aparición– Graphis realizaba las funciones de formación y conexión con lo mejor del panorama internacional para toda una generación de grafistas españoles privados de escuelas de diseño y huérfanos de cualquier otro tipo de información.

En su número 127, del año 1966, Graphis publicó un extenso artículo titulado “Arte publicitario y gráfico Español” firmado por Willy Rotzler que comenzaba con la siguiente introducción: “El aislamiento relativo de España en los años posteriores a su Guerra Civil han provocado un retraso considerable en la evolución de su arte publicitario en comparación con otros países europeos. El talento que nunca faltó y el desarrollo económico de estos últimos años han propiciado la eclosión de su arte gráfico”.

A lo largo de casi treinta páginas la revista desplegaba un extenso artículo reproduciendo una colección de imágenes de trabajos de Josep Pla Narbona, Enric Huguet, Julián Santamaría, Félix Beltrán, Fermín Garbayo, Ángel Grañena, Pedro María Laperal, Amand Domench, Josep Artigas, Ricard Giralt Miracle, Baqués, Yves Zimmermann, Juan Poza, Tomás Vellvé, Cesc, Fernando Olmos o Juan Toribio entre otros.

La cubierta de este número reproducía una imagen creada por Ángel Grañena, ganadora del concurso organizado por la revista publicitaria española IP, que como decía el propio texto que la acompañaba era un símbolo del mundo publicitario: “el pequeño robot que entra con determinación en el futuro, armado cada día con nuevas ideas y avances técnicos. Una metáfora de la evolución dinámica del arte gráfico español a lo largo de estos últimos diez años”. 

Willy Rotzler destacaba el protagonismo evidente de los dos focos creativos más importantes del país, Barcelona y Madrid, afirmando que “mientras que Barcelona vuelve la vista hacia Centro Europa como su principal influencia, con Suiza como modelo, Madrid permanece más independiente, aunque ambos centros se ven, obviamente, influenciados por América”. Rotzler percibía “una nota surrealista, a veces una serenidad Mediterránea; en ocasiones salpicada de una tonalidad austera y melancólica”. Y finalizaba afirmando que “en ambos casos este arte posee una incuestionable calidad en sí mismo”.