En 1972 tuvieron lugar en la ciudad de Pamplona unos Encuentros artísticos que, analizados con la perspectiva de los años transcurridos, han ido cobrando cada vez mayor importancia. Los Encuentros se plantearon con el objetivo de que el público interviniera en el hecho artístico sin que un “credo estético” primara sobre los demás, con la intención de que la obra mostrada fuese un espejo real del momento y sin limitarse a la tradición artística occidental. En su declaración de intenciones se hacía referencia, además, a la pretensión de no olvidarse de ciertos aspectos fundamentales de la cultura vasca y se dejaba claro que la organización y realización de los Encuentros correría a cargo de artistas.

Para una mayor información sobre este hito dentro del arte español remitiría a la publicación de la muestra que, en el año 2010 y con diseño de Gráfica Futura, tuvo lugar en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid y en el Museo de Navarra en Pamplona, y cuyo comisariado corrió a cargo José Díaz Cuylás.

Las imágenes que se muestran en este post pertenecen al propio catálogo de los Encuentros; una pieza de enorme interés por lo que de especial tiene en varios aspectos. Editado por ALEA su diseño corrió a cargo del artista José Luis Alexanco uno de los gestores intelectuales, junto con Luis de Pablo, de este acontecimiento singular. Al entrar en su interior parece intuirse la posible frustración del diseñador al intentar mostrar mediante recursos bi-dimensionales contenidos que, claramente, hacen referencia al proceso y la secuencia. El volumen se encuadernó mediante la técnica del fresado para poder incluir papeles de diferente textura –offset y transparentes– , desplegables en la mayoría de sus páginas que sirven como recurso para organizar las páginas, dobles páginas simples y dobles páginas en acordeón, según un proceso de composición de posibilidades casi infinitas.

El tratamiento de las imágenes revela las tendencias y corrientes estéticas de la época: fotos altamente contrastadas, tramas aumentadas, predominio del negro transmitiendo el espíritu militante que el propio acontecimiento artístico mantenía de forma más o menos encubierta: una iniciativa, a contrapelo del oficialismo, intentando crear un tejido civil receptivo a lo moderno, como escribió José Díaz Cuylás.