Le encantaba viajar y sacar fotografías. Algunos de sus lugares preferidos aparecen en sus felicitaciones ennoblecidos. La catedral de Santiago dentro de un enorme caballo blanco de raza árabe que trota con las crines al viento. Una vista aérea de Riaza. Una bajamar en Combarro con las mariscadoras encorvadas trabajando. Una vista nocturna de Ardales. Casas humildes y solitarias en pueblos castellanos. Las cumbres del Mont Blanc, las dunas del desierto, las playas del Caribe, alejadas del tópico, o una mola de los indios kuna, en recuerdo de los viajes con la Ruta Quetzal.

La colección de christmas de Julián Santamaría son un ejemplo de cómo la creatividad y el arte se pueden poner de manifiesto en géneros considerados menores. La modestia de estas obras destaca su maestría técnica, su originalidad y nos emocionan porque encierran recuerdos de infancia, la imagen perdida de la madre, los paisajes de la amistad y la belleza de la naturaleza salvaje que solemos olvidar.

Juan F. Gutiérrez Martínez-Conde
(texto aparecido en el suplemento “Sotileza” de El Diario Montañés el 2 de octubre de 2020)