Editorial Blume publicó en 1965 un volumen singular –catálogo de una exposición– que reunía trabajos de cuatro “personalidades excepcionales del grafismo publicitario español” del momento: Gervasio Gallardo, Ricard Giralt Miracle, Joan Pedragosa y Josep Pla-Narbona. Con prólogo de Joan Teixidor, diseño e ilustración de portada –un retrato-caricatura de los cuatro grafistas– a cargo de Pla-Narbona, e impresión de Filograf, los textos del crítico Joan Perucho argumentaban cómo la publicidad era capaz de transmitir “al hombre de la calle no solo impactos psicológicos sino también de vastas resonancias culturales”.

Joan Teixidor sostenía en el texto del prólogo que los grafistas eran “gente que se aplica a que el objeto de uso corriente y necesario no desmienta el espíritu de su época. En el debate entre la propia sinceridad y la exigencia de un público o de un cliente quieren establecer un puente de comunicación y contribuir así, a crear una unidad formal que se estima imprescindible desde su punto de vista, que va más allá del arte, que incide plenamente en una idea moral”.

Con la perspectiva de los años transcurridos cobran una importancia notable los originales publicitarios que cierran la publicación y que, seguramente en su momento, no fueron considerados con el sentido histórico con que hoy los apreciamos. Anuncios como el de la “Sala Gaspar” o el de “Cosmo” diseñados por Pla-Narbona; los del cubierto modelo “Toledo”, del “Instituto de Arte Gráfico Filograf”, o la publicidad de “Jordi Vilanova Decorador” a cargo de Ricard Giralt Miracle, son muestras de ese afán mantenido por los pioneros gráficos de la época por cubrir la brecha entre la publicidad y el arte al que se refería Teixidor.