Más de un diseñador gráfico actual ha llegado a afirmar que, en una sociedad poco acostumbrada a buenos ejemplos de diseño y carente de centros de enseñanza de la disciplina, la primera vez que se interesó por lo que el diseño aportaba a la vida cotidiana española fue con las cajitas de Fósforos del Pirineo que Pepe Cruz Novillo desarrolló en el año 1968.
Se trataba de un encargo realizado al estudio que compartía en aquel momento con el grafista Fernando Olmos y en el que cada uno realizó sus propias series durante años y otras conjuntamente bajo la firma Cruz Novillo+Olmos.
Cruz Novillo quería salir del limitado repertorio de las series temáticas existentes hasta entonces que eran resueltas de forma rutinaria. Afirmaba, en la publicación monográfica “Colección Creativos” que el Centro de Diseño de Castilla-La Mancha le dedicó en 2011: “… ideamos temas más interesantes y me preocupé de crear un estilo de ilustración muy esquemático y potente del cual son ejemplos notables mi Abecedario Animal y mi Circo”. Estas cajitas de fósforos, que se vendían por poco dinero en los estancos, “fueron minúsculos agentes de innovación conceptual y formal en una época en la que este tipo de acciones eran muy necesarias”.
El diseñador justificaba la razón de utilizar composiciones geométricas como motivo de ilustración para estas cajas de cerillas, en la voluntad de encontrar un lenguaje propio en el universo de la ilustración de la época, donde existían muchos dibujantes haciendo arquitecturas de papel. Al ilustrar estos pequeños objetos Cruz Novillo hace realidad su definición de lo que para él ha sido una realidad en toda su trayectoria: “Diseñar es crear”.
9 comentarios
Manolo García Díaz
26/09/2012
Gracias Emilio.
Manolo García Díaz, desde El Puerto de Santa Maria
Jacinta Delgado
26/09/2012
Que bueno es recibir el “Pioneros”. Pozo de conocimientos y fuente de inspiración (aunque suene cursi). Lo reenvío a otros colegas. gracias Emilio. Jacinta Delgado
Luis Rafael
26/09/2012
Se aprende mucho con PIONEROS, además sirve de complemento de lo que pudimos leer en el libro del mismo nombre, todo un acierto Emilio,…
Juan Gonzalez
28/09/2012
Miro todas las entregas y me parecen excelentes. En este caso, otra vez maravillado con los diseños. Eso sí, me resultan muy llamativos los errores con los nombres utilizados (el más impresionante es el de grasshopper, que quiere decir saltamontes, y lleva la imagen de una tortuga).
Aprovecho para mandarles un saludo desde Buenos Aires y siempre mi agradecimiento por estas entregas que reenvío a amigos interesados en el área.
Juan Hidalgo Reina
04/10/2012
Mil gracias, Emilio
Emilio Gil
04/10/2012
Quería agradeceros los comentarios tan elogiosos a este blog que para mi es un compromiso y un placer simultáneamente. Un placer porque yo, al igual que los seguidores de “Pioneros Gráficos”, disfruto y aprendo con cada una de las entregas. Y un compromiso porque sigo creyendo que difundir su trabajo nos sirve para hacer justicia y valorar unas trayectorias de una enorme brillantez, con unos trabajos que perviven magníficamente en el tiempo debido a su gran calidad.
Errede
14/11/2012
Siempre han sido un referente para mi, son fabulosas.
Por cierto, ¿Grasshopper no significa saltamontes?
Pepe Cruz Novillo Jr.
17/11/2012
Gracias Errede. En efecto, se coló Grasshopper por Galapago.
Albert Culleré
28/09/2014
La obra de Cruz Novillo es variadísima, desde el diseño del papel moneda en Pesetas que dio paso al Euro, hasta marcas gráficas que han pautado visualmente la historia sentimental de varias generaciones; sentimental en el sentido de que la presencia de una imagen comercial o institucional de antaño nos puede activar nuestro pasado al igual que lo puede hacer una melodía o una frase.
Algunos de sus carteles de cine fueron tan acertados que se han convertido en su emblema para siempre; el primero que se me ocurre es “El desencanto”, cartel que encantó a todos y que nos sigue encantando.
Para el buen conocimiento del trabajo hecho por Pepe, este zoo marcó un antes y un después por la novedad y el impacto que nos causó. Al menos puedo hablar por mí y supongo que por buena parte de los colegas de mi generación, tal como afirma Emilio. Como sabemos, el tamaño no importa, y al igual como ha sucedido con muchos sellos postales que hicieron de la limitación virtud, estas pequeñas cajitas potencialmente inflamables, incendiaron nuestra imaginación.
Otro mérito suyo es que además del sabio esquematismo, utilizó el humor, recurso frecuente en la época y que en las nuevas generaciones nos complace ver que siguen contando con él.
En este trabajo hizo verdaderas y precisas caricaturas de varias especies animales, una audacia convertida en hazaña.