“Arte Comercial” fue uno de los escasos ejemplos de revista especializada en el ámbito publicitario del mundo editorial español. Fundada en 1946 por Emeterio Melendreras, un profesional a caballo entre la práctica publicitaria y la gestión del diseño de la época, contó con colaboraciones de la mayoría de los artistas gráficos del momento: Manolo Prieto, Alonso, Ferrer Sama, Garay, Napoleón Campos, Gonzalo Alonso, Boni, Pedraza, Zubía, Coronado, Mairata, Chaves-Nogales, Serny o Ramón fueron algunos de los nombres que participaron, por ejemplo, en el concurso para premiar el mejor original de portada para la revista.

“Arte Comercial” abordaba temas diversos como “Lo que el gerente debe saber de publicidad”, “Publicidad o propaganda”, “La poesía en las marcas” o su particular “Noticiero mundial” y, entre ellos, destaca el protagonismo que la revista otorgaba al cartel a través de numerosas reseñas sobre concursos de cartelismo –convocatorias muy populares en la época– como el organizado por Iberia, el Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas o el de las fiestas de San Isidro (ver post anterior). Colaboradores como Gil Fillol o Alfonso Mangada –redactor jefe durante una época– realizaron análisis sobre el cartel turístico o el taurino.

Resulta sorprendente la forma en que “Arte Comercial” se daba a conocer a sí misma, una “Revista Técnica de Publicidad y Organización”, aunque es posible intuir el significado de la palabra “organización” en este caso: la revista se preocupaba también de informar a los profesionales sobre sus derechos a la luz de la Ley de Propiedad Intelectual vigente, de la terminología publicitaria más adecuada o de dar noticia con el tiempo suficiente de las convocatorias de concursos anunciadas.

Manolo Prieto se autopromocionaba en las páginas de la publicación con unos pequeños módulos publicitarios que tituló como “Exposición miniatura” donde aparecía, junto con una reproducción en línea de alguna de sus realizaciones y su firma-logomarca de trazos rectilíneos, la siguiente frase: “Sus creaciones atraen y convencen”. Esta breve declaración de principios destilaba una estrategia largamente pensada y revela que “Arte Comercial” fue para él y para sus colegas de la época una herramienta fundamental en el desarrollo de su carrera como grafistas.